a Ariel Abuelo (plomo de SUMO)
Es
interminable la noche de los magos, sus piruetas aumentan con los años.
Retazos
de la nada, al borde de la noche más brillante de nuestra vida, nos hizo
inmunes y detestamos cualquier ineficacia.
Todos
los que nos rodeaban eran monos y nadie se ocupó de adiestrarlos.
Extorsionados,
no tuvieron respuestas para el alma de los magos.
Entretelones
de pasiones ciertas, hablaban conmigo sobre el olor del fracaso en los
infiernos. Fue perverso el viento volando mis azulados cabellos.
Éramos
magos por titularidad. Nos excitaban los barrios rojos de cualquier ciudad,
bajo la lluvia torrencial de los veranos.
Desviamos
todo para ser magos y hacer piruetas sobre el vacío cruel de la existencia.
Las
dificultades fueron dejadas de lado y yo extendí mis brazos para abrazar tu
cuerpo.
Todo
mi amor te pertenece, después de haberme convertido en mago, contigo,
a
tu lado.
Son
tan preciadas estas reliquias amigo amante, que multiplican minuto a minuto
todas las fatalidades.
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