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viernes, 11 de diciembre de 2015

YA NO 

Ya no será 
ya no 
no viviremos juntos 
no criaré a tu hijo 
no coseré tu ropa 
no te tendré de noche 
no te besaré al irme 
nunca sabrás quién fui 
por qué me amaron otros. 

No llegaré a saber 
por qué ni cómo nunca 
ni si era de verdad 
lo que dijiste que era 
ni quién fuiste 
ni qué fui para ti 
ni cómo hubiera sido 
vivir juntos 
querernos 
esperarnos 
estar. 

Ya no soy más que yo 
para siempre y tú 
ya 
no serás para mí 
más que tú. Ya no estás 
en un día futuro 
no sabré dónde vives 
con quién 
ni si te acuerdas. 
No me abrazarás nunca 
como esa noche 
nunca. 

No volverá a tocarte. 

No te veré morir. 

Jorge Boccanera 

lunes, 23 de noviembre de 2015

EL POETA RECUERDA UN VIEJO AMOR
AL TERMINAR EL AÑO

es costumbre al terminar el año
volverse
mirar a los costados
(en otro tiempo
en la casa habitaban tantas gentes
sombras
una aventura de amor fracasada)
otros encuentran que es necesario aclarar estos brindis
   del año nuevo porque hay esperanzas que enunciar
mirarse brindar
por la libertad y las pequeñas gotas de lluvia
y el amor (tus ojos) y el amor (todos pero
   principalmente tú)
hemos viajado diciendo esperando en las cavidades del
   mediodía un nuevo cántico para todos y además en
   forma ligeramente diferente nos hemos dicho cuando
   éramos amantes las mismas cosas que se dicen los
   otros

pero ahora se trata de un brindis
y no brindaremos por los recuerdos sino por los árboles
   del porvenir
por los nombres del porvenir
para que el corazón y la estrella concurran al esfuerzo
para que la voluntad sin demasiada violencia
como cosa ínfima
se extienda y apruebe las cosas de este mundo
para que yo (de regreso) después de haber hablado mucho
   (una noche cualquiera) compruebe la fatalidad de la
   distancia
pero levanta de cualquier manera tu copa porque siempre
   hay una palabra que todos pueden pronunciar y el río
   sigue moviendo su miedo su tarde y el puñado de tersos
   inviolables pájaros
este año y todos los años has amontonado errores sobre tu
   cabeza
y pensando crear tu vida sólo la has repetido
(en otro tiempo
abríamos la puerta de mañana
y entraban el sol los sombreros arrojados al viento por los
   trasnochadores de la víspera
los ecos de sus conversaciones
y tu risa
aunque hacía tanto que ya no te veíamos)
como en otro tiempo
sin cuadrantes ni altuna he llegado muchas noches este año

ahora yo puedo recordarla suelto
como una fragilidad silenciosa
en este día en esta hora
a otras tierras entregará sus manos
sus ojos han conocido otros combates más cerca de la piedad
   o del odio
pero ahora se trata de un brindis
del año que comienza indiferente a su memoria o tus deseos
EDGAR BAYLEY
Argentina-1919
De “Ni razón ni palabra

sábado, 10 de octubre de 2015


NADIE TE DEBE NADA . 25 de diciembre de 1966 -

Autor de la carta: Harry Browne
Fuente: harrybrowne
Traducción y adaptación: Genial.guru

Carta de un padre a su amada hija. Te ayudará a entender muchas cosas

— Pronto será navidad y una vez más tengo el mismo problema: no se qué regalarte. Yo sé que te interesan muchas cosas: libros, juegos, vestidos.
Pero quiero regalarte algo que se quede contigo mucho tiempo, mucho mas que lo normal. Algo que te haga recordarme cada navidad.
Y creo que sé qué quiero darte. Una simple verdad, que para mí no fue evidente desde el principio, y si tu la entiendes ahora, ella mejorará tu vida muchas veces. Y no tendrás que enfrentar problemas que afectan a las personas que nunca la han escuchado.
Es muy sencillo: Nadie te debe nada
¿Qué significa eso?
¿Cómo puede ser que una afirmación tan sencilla pueda ser importante? Es posible que por ahora no te lo parezca así, pero literalmente, te salvará la vida. Nadie vive por ti, hija mía. Porque tú eres tú, y nadie más. Cada uno vive por si mismo y por su felicidad, y cuanto antes lo entiendas, te será mas facil librarte de la expectativa de que alguien te haga feliz.
Significa que nadie está obligado a quererte. Y si alguien te quiere, es porque en ti hay algo especial que lo hace feliz. Intenta entender qué es eso tan especial y refuérzalo para que te quieran más. Y si la gente hace algo por ti, es porque así lo quieren; quiere decir que por alguna razon tú eres valiosa para ellos y quieren complacerte, pero no porque alguien te deba algo porque si, sin razón.
Eso supone que nadie tiene la obligación de respetarte. Y algunas personas no te tratarán bien, pero tan pronto como entiendas que la gente no está obligada a tratarte bien, aprenderás a evitar relacionarte con quien pueda herirte. Y sí, tu tampoco les debes nada.
Y otra vez, nadie te debe nada
Debes ser cada día mejor solo para ti misma, y en ese caso otros querrán estar cerca de ti, y querrán apoyarte y compartir contigo lo que sea necesario. Si alguien no quiere estar contigo, el problema no serás tú; si eso ocurre, busca relaciones que tú quieras, no permitas que un problema ajeno sea tuyo también.
Cuando entiendas que el respeto y el amor de quienes te rodean hay que ganarselo, nunca más vas a esperar lo imposible y no vas a sentirte descepcionada. Los demás no están obligados a compartir contigo sus sentimientos ni pensamientos, y si lo hacen eso quiere decir que tú lo mereces; eso significa que tienes razones para sentirte orgullosa del amor que recibes, el respeto de tus amigos y todo lo que te has ganado. Pero no lo tomes por sentado, como algo que debe ser así, porque puedes facilmente perderlo todo, nada es tuyo por derecho, todo eso hay que ganarselo.
Mi experiencia.
Sentí que tenía una piedra saliendo de mi pecho cuando entendí que nadie me debe nada. Hasta ese momento yo pensaba que eso no era asi, y desperdiciaba mucha energía cuando no obtenía lo que quería.
Nadie está obligado a respetarme, a ser mi amigo, a amarme o a hacerme progresar. Al final mis relaciones interpersonales mejoraron porque aprendí a estar con las personas con quienes quiero estar, y hacer sólo lo que quiero hacer.
El entender esto me abrio las puertas para nuevas amistades, relaciones de negocios, clientes potenciales y dejó entrar a mi vida nuevas personas a quienes ahora amo. Saber esta verdad siempre me recuerda que puedo recibir lo que deseo solo si logro llegar hasta la otra persona. Debo entender lo que el otro siente, qué quiere y qué es importante para él; y sólo en ese momento puedo entender si quiero o no relacionarlme con esa persona.
No es tan facil explicar en dos palabras lo que tuve que descubrir y aprender en años, pero puede ser que tu vuelvas a leer esta carta cada navidad y su sentido sea para ti cada vez mas claro.
Espero que así sea porque en realidad necesitas entender cuanto antes que nadie te debe nada


martes, 6 de octubre de 2015

CHARLES BUKOWSKI


La noche en que estuve a punto de morir


La noche en que estuve a punto de morir
yo estaba sudando en la cama
y podía oír los grillos
y una pelea de gallos afuera
y podía sentir como mi alma se desprendía y
atravesaba el colchón.
Y justo antes de que tocara el suelo me levanté de un salto,
estaba tan débil que casi no podía andar
pero caminé de un lado a otro y encendí todas las luces,
después regresé a la cama.
y otra vez mi alma se desprendió y atravesó el colchón
y me levanté de un salto,
justo antes de que tocase el suelo
caminé de un lado a otro y prendí todas las luces
y después volví a la cama
y otra vez se desprendió y
yo me levanté
y prendí todas las luces.
Yo tenía una hija de 7 años
y estaba seguro de que ella no quería que muriese
sino, no me hubiese
importado.
Pero durante toda aquella noche
nadie llamó por teléfono,
nadie vino a verme con una cerveza,
mi novia no llamó.
Todo lo que podía oír eran grillos y hacía
calor.
Y seguí entregado al asunto
levantándome y acostándome
hasta que el primer rayo de sol entró por la ventana
atraves de los arbustos
y entonces me metí en la cama
y el alma se quedó
dentro por fin
y me dormí.
Ahora la gente viene a verme
llaman a mi puerta y ventanas
el teléfono suena
el teléfono suena una y otra vez
recibo cartas fantásticas por correo
cartas de odio y cartas de amor.
Todo vuelve a ser igual.

martes, 18 de agosto de 2015

FERNANDO PESSOA

Amor AMOR, cuando se revela. No se sabe divulgar siente buena mirada a su P'ra,pero no sé que decirte. ¿Quién puede decir lo que sientes No sé qué decir. Habla: parece que la mente ... Cala: parece olvidar ... Ah, pero si ella adivinó, Si pudieras oír la mirada, y una mirada lo suficientemente P'ra conocimientos que son el amor! Pero que se sienten muy silencioso; ¿Quién puede decir lo siento Es sin alma o hablar, Sólo es totalmente! Pero si esto le puede decir lo que no me atrevo a decirte, Usted no tendrá que hablar con usted porque estoy hablando con usted ...

lunes, 10 de agosto de 2015

Querido:
               Una nadidad que roza el alma, instala furias en mi
cabeza. Imposible coordinar el pensamiento, manantial que
brota en su insistencia y hace del saber un eco.
               En vano explicaré lo que he oído, me cerrarán las
puertas, dispararán sus misiles. Yo mostraré un profundo de-
sinterés, me abstendré de explicar. Algún amigo cerca, com-
prenderá hacia dónde iba en el camino.
               Frente a tanta maestría, unido el gesto a la palabra,
ningún reproche tocará lo invisible.
              Para ti amor mío, guardo una mariposa blanca caí-
da frente al lirio.
              Alcancemos nuestros caballos y lleguemos al valle,
en el follaje no hay peligros.
             Entonces nosotros dos, fuertes las riendas y sobre
las ancas de un alazán alado, tomaremos el camino del río,

hasta desaparecer. L.S.

domingo, 2 de agosto de 2015


Queridos:
               Difundo antiguas leyendas y las conversaciones todas acuden a sus modelos.
               Fui el comandante de toda la navegación y en el intento de verlos gozar acompañándome en la travesía que yo tenía perfectamente diseñada, olvidé que hay cadáveres vivos.
               Fue así como deseé desesperadamente el naufragio. Yo me salvaía, conocía el mar, los canales, los arrecifes y el instrumental de mi barco. Con tal de no zarpar definitivamente, eran capaces de olvidar, hasta el pasaporte.
               Mil veces detuvieron mi nave, insensibles y pegajosos por cualquier temor inapropiado para los navegantes.
               Al final, tuve que desistir, ellos no deseaban el mar,sólo quisieron tierra firme, los olvidé. L.S.
Querida:
               Nuestro compromiso con la libertad, no tuvo esta vez, vallas impertinentes para saltar más allá.
                Arbitrariedad frente a la sonrisa, nos hace olvidar de toda  mundaneidad. Tránsito metafísico hipertrofiado por ejercer el poder de la trascendencia.
                ES SERENA NUESTRA ENSEÑANZA.
querida dice Baudelaire: ¿que importancia tiene la perdición, para quien ya halló lo importante de la dicha?

domingo, 12 de julio de 2015

RASGOS DE LA INFANCIA

Rasgos de la infancia, fueron una anterioridad que no tuve en
días posteriores y no pude renunciar hasta encontrar, tanta belleza
desacostumbrada.
Mi padre era un señor, dibujante de formas con su cuerpo, todo
un artista, un hombre sin el tiempo.
Bailarín profesional, no tuvo caídas.
Nunca más fui tan feliz, como cuando subía con él a las montañas.
Lo angustiaba no poder complacerme a todo instante, más no in-
tentaba.
Los rasgos de la infancia siempre vuelven a sorprender mis pasos.
Mi padre, rey del espacio que dibujaba, murió en una noche don-
de ya no bailaba.
Sin poder comprender que hay más formas, más movimientos, ri-
gidizó su cuerpo, se hizo todo espíritu, se hizo manso al tiempo y
también se hizo el muerto.
Desde entonces suspendí la certeza de la muerte, esperando vol-
ver a verlo algún día entre la niebla.
Su retrato guardó en mi alma todos los secretos que construyeron
entre risas sus palabras.
Después llegaron los días donde él no estaría.
Yo recordaba las rosadas tardes al sol, las noches plateadas por
la luna, el último tango sin cansancio.
Su ausencia de formas, su instantaneidad.
Parecía no tener ni pasado ni futuro y en el presente siempre era
otro.
Tenía pocas responsabilidades, porque aprendió a pactar con la
verdad.
Aceptaba propuestas que nadie se animó a hacerle.
Amaba a las mujeres, sobre todo a la suya.
Una voz, una intención, detenían sus pasos.
Nunca pedía lo imposible, tal vez lo haya tenido.
Y con ese saber que conocía, yo quería vivir en mi camino, hacer-
lo grande, un genio, un bailarín, o un asesino.
Mi ambición fue suprema, el dolor vino después, colado con los
restos de lo que nunca atrapará el saber.
Y así como esa noche se terminaba el mundo, he quedado en el
mundo sin su amor y siento más que nunca que me amaba.
Un gigante del sol en horizontes vírgenes, vendedor de ilusiones
por las noches, fueron días de muchas alegrías, de confusión, de éx-
tasis, de agonías.
Cuando su cuerpo se pudría en el seno de la tierra, no encontré
paz, no encontré eco, no encontré bienestar, no lo encontré nunca
más.
Sólo escuché su voz en la distancia nombrando el silencio que
anuncia los misterios.
Centelleante latir, repitiéndose en la fijeza de la voz.
Una eternidad suficiente, pausas del tiempo, un impalpable.
Afiebrados latidos del corazón, hicieron que un día me tragara to-
do su amor de golpe.
Extravagancia, aceptando ser la realeza de una pasión delicada.

LUCIA SERRANO (del libro "Blues para la Corona")





(estas tres últimas fotos son mi cumpleaños de 15, con las chicas del colegio y mi padre cerca)

miércoles, 8 de julio de 2015

Querido Amigo:
                           Detesto que el amor esté unido al sufrimiento. Se que me costará indecibles penalidades salvar al ángel caído de mis tinieblas y creo que ya no tengo fuerzas para ello.
                           En la realidad exterior no pude encontrar nada a lo que pudiese unirme para siempre. Las dificultades iban maltratando a un espíritu combativo como el mío.
                           Me entristece pensar que siendo una mujer brillante por demás, un ser de luz a quien le fueron transmitidos enigmas del universo, desconocidos misterios, posea un NO para el amor en esta tierra y eso es terrible para pensar en mis días. No puedo ir a nuestro encuentro, tengo millones de obligaciones, estoy muy cansada y mi insatisfacción es máxima.
                           Del amor que a mi me sacia, se poco, o casi nada, lo que se perfectamente, es del que sacia a los demás. Mi soledad va tomando rumbos que me asustan. Decía Alejandra Pizarnik: "yo ya no existo lo se, lo que no se, es que existe en lugar mío"
                           Extraño tu alegría comprendiendo la furia del poeta frente a cualquier interrupción. Un preso inapresable vive siempre en prisión. La vida entera es poca para mis sueños. 
                           Encore continúa su viaje y está destinado a la transmisión del Psicoanálisis y la Poesía. 
Anestesiada, el mundo pasa, pero yo lamento los desencuentros. 
                           Acabo de comprar una hermosa casa en la isla, es una selva perfecta, en la esquina de dos ríos importantes, con 2500 metros de parque, palmeras, frutos, flores. Es un paraíso, incluso hay en la isla un bar tan extraño, que no se puede creer la suerte que yo tengo, pero a mí nada me satisface demasiado.
                          Nosotros teníamos un plan que fue desarmándose de a poco, lamento nuestra distancia, me gustan tus cuidados y la alegría que convocas a mi alma.
                          No estar con él, algo me entristece, pero estar siempre es un peligro incalculable, yo siento su amor cuando su cuerpo y el mío se hacen uno entre los besos. El me grita "quédate conmigo", "no te la podes bancar" me dice y es obvio, su locura es tan grande, que no tengo el tiempo para asistirlo.
                         Por las noches escribo y no deseo dormirme.
Junto al río se tranquiliza mi sed y nada espero, todo es horizonte.
Pensé en comprarme una lancha que me ofrecieron por U$S 3500, iría del continente a la isla, me sentaría a mirar la naturaleza porque en ella encuentro las verdades más excelsas y sería felíz. 
Mi cuerpo desea placeres solitarios.
                         El y yo nos parecemos. Admiro su vida encadenada por el sinsentido de las circunstancias que ha vivido. Cuando paso con él algunos días, su alegría es máxima, me atiende como a una reina, vicios y placeres que me sacian. No se adonde voy cuando me voy de su lado, pero siempre quiero irme
                        Tengo en imprenta un nuevo libro.
                         Lo único que verdaderamente alegra mi alma, es escribir, allí entre palabras, el poeta encuentra sus orígenes. 
No pertenezco a este mundo. Tengo costumbres intergalácticas para los humanos. El ángel que me habita me esconde del maltrato. 
                         Querido Amigo, recuerdo tus exquisitos cuidados, tu comprensión frente a mi furia, tu aceptación a todas mis ideas, la magia que vive en tu ser es maravillosamente bella para mis sueños
Extraño nuestras conversaciones, el entusiasmo nos acercaba hasta las primeras luces del día sin cansancio.
                         Lúcida felicidad la nuestra.
                         Por las noches adoro estar despierta entre tanto silencio, invento puentes aéreos, alturas que vivían en mi sangre y no puedo resignarme a tantas lejanías.
                         El tiempo entero se transforma en neblina, brillo opaco del encierro. Hoy, sólo quedabas tú en mi corazón, tú, siempre lejano, siempre ausente. Un inevitable siempre.
                         Me pierde el tiempo del reloj.
                         Tal vez te acuerdes de aquel amigo millonario, coleccionista de autos antiguos que vivía en Olivos, como los dos cumplimos años el mismo día, me propuso hacer una gran fiesta en un boliche frente al río. Un importante cocinero hará un locro, vendrán músicos, bailarinas, equilibristas, poetas, algún pintor que hará una performance, estoy sorprendida, un tanto desconcertada por haber aceptado, pero todos están armando el encuentro para mí, imposible decir que no.
                        Ah, una buena, ya no soy más prófugo de la justicia terrenal, se arreglaron los papeles. 
                        Tristezas alcanzadas por lo impuro que tiene la cercanía a la pureza, me hicieron sensible, loco peligroso, poeta que no encontró su alimento en esta tierra. De no haberme declarado rebelde, mis tiernas intenciones hubiesen fracasado. 
                      Deseé poseer entre mis horas, un amor perfecto como el que conocía. Nostalgias de una visión sin límites inspirada en los desiertos. 
                      Fui un alquimista.  
                                            Hasta la próxima.   

martes, 7 de julio de 2015

Querido:
              Y si no te amé lo suficiente, fue por temor a la mirada
del que más me amaba.
              Lo abandoné todo, aunque en verdad, nada esperaba.

Querido;
              El amor no tolera cegueras y siendo el rey pide por
su trono.
              Un destino posible para nosotros dos, aún me sobrecoge.
              Dedicada a mi oficio, escucho en las palabras, todos
los silencios.
              Fue imposible dejar de ser una mujer.


(del libro de Lucía Serrano "BLUES PARA LA CORONA")

viernes, 3 de julio de 2015


                                           EL SABOR DEL ÉXITO

Yo àguila de alta montaña reviento tus sueños.
¡Oh si conocieras el sabor del èxito!
Vuelvo atràs, a vos, si a vos.
Tu harapiento discurso de careta solo seduce a los dinosaurios muertos.
Inútiles seràn tus rifles y tus bombas de cianuro.
Estàs comièndote mis cadáveres idiota, ya veràz lo pelmaza que eres.
Te aconsejo conseguirte un martillo geològico de los de verdad, puede golpear una roca, partirla por la mitad, mirar dentro y murmurar algún mantra, que en una de esas te salva.
Ponte en alerta, no difames a los grandes, por desconocerlos. .
Podès ser la equivocación… retrocede, sospecha en primer lugar de tì.
Pero quedad tranquilos, vuestros deseos seràn sonidos entrecortados que llenan el éter que usamos en las noches donde jugamos a ser todos los hombres. Vuestros nombres se escribiran en el paraíso, yo misma les pedirè que te rindan ese homenaje que jamàs hubieras merecido..
El presidente mantiene sus redes de comunicación en torno al planeta.
Acà en la via làctea no se conocen esa gente de la que usted habla, hàgase una vez màs la paja, a solas para que nadie lo vea y asì no piensen mal de usted.
Chau payaso que no soporta el circo, pon la cabeza para abajo y pìdele a cualquiera de tus amigos que rocìen tu nuca con tetrabrick.
Desconoces el trapecio y te pueden comer los leones, son fieras.
¡Aguanta el bardo tus pobres insolencias de niño malcriado!
El poeta muriò al amanecer con sus amigos. ¿vos quien sos?
Estuve hablando con Allen Ginsberg, dijo que no te conoce, que se trata de pesadillas despiertas, alcohol y vergas y bolas infantiles. relámpagos que no escuchan nuestro tiempo iluminando todas las palabras inmóviles, ebriedad del vino malo, vibraciones del sol que no te llega.
Te aconsejo venir a Brooklyn, hay estrepitosos tarros de basura y una regia clase de iluminación para las mentes como la tuya.  
Si conocieras el Bronx, un batallòn perdido de conversadores platònicos como tù, bajan de espaldas las escaleras de escape vomitando, susurrando palabras acerca de los actos ajenos que jamàs podràn alcanzar.
No critiques a un poeta, no vayas a la casa de un cuidador de ovejas vestido con un traje de corderito, te descubriràn..
No dejes rotos a tantos corazones simples.
Yo no tengo sentimientos, soy un profesional del alma, si quieres conversar, acepto.
Bendigo tus importantes tareas, me alegro que no sean improvisados como las nuestras, que hambrientos buscàbamos por Oklahoma, jazz, sexo o sopa, para conversar finalmente sobre la eternidad de Amèrica.
Una tarea sin esperanzas no tiene tanta importancia..
Te enloqueces cuando algunos de los mejores con los que te encuentras a la luz callejera de la medianoche, desconociendo al populacho que te sostiene abren sus destellos y eluden el ùltimo atisbo de conciencia, no te conocen, son virtuosos, muestran sus genitales a cualquiera y regalan tambièn sus manuscritos.
Tampoco conocen la tecnología absurda de tus estrofas.
Rezan de rodillas por la salvaciòn de cada uno de sus amigos, acusan a tus palabras de hipnotismo
Me paro frente a ti estupefacto y somnoliento, sacudo mis vergüenzas, y escucho los sonidos del corazòn absoluto del poema.
Una vida descarnada es la nuestra…
El vagabundo loco que espero y el golpe del àngel que me asiste me aconsejan seguir, no detener mis pasos frente a tus palabras malditas.
Te bendigo ginebra por aquellas noches donde mi pobreza te tubo a mi lado y lloro estremecido por el dolor de conocer la injusticia y haberla olvidado.
Cuando llegue mi amigo el espacio que compartiremos serà vibrante y exhalaremos el sufrimiento de las mentes desnudas que viven en tus cercanìas.
Después escribiremos algún poema, inventaremos algún imposible que lo haremos cierto y nada,. eso, solo eso.
Revelo lo poco de tu ser dicho, chau caretas, cuidad los estandartes de vuestro monumento, el que no has construido, te contratarán los viajeros ausentes, chau igual te quiero, nada ataca a un hombre que ya muriò hace mucho tiempo.




jueves, 11 de junio de 2015

"El obstáculo" Olga Orozco

Quiero creer que lo lograste. Que el otro lado es sutil y complaciente. Que te esperaba liviana, sin la memoria del cuerpo ni la carga del amor. Que no te hicieron falta embestidas ni artilugios para entrar. Y que al llegar te sumaste a una danza espiralada sin objeto y sin retorno.

Es angosta la puerta
y acaso la custodien negros perros hambrientos y guardias como perros,
por más que no se vea sino el espacio alado,
tal vez la muestra en blanco de una vertiginosa dentellada.
Es estrecha e incierta y me corta el camino que promete con cada bienvenida,
con cada centelleo de la anunciación.
No consigo pasar.
Dejaremos para otra vez las grandes migraciones,
el profuso equipaje del insomnio, mi denodada escolta de luz en las tinieblas.
Es difícil nacer al otro lado con toda la marejada en su favor.
Tampoco logro entrar aunque reduzca mi séquito al silencio,
a unos pocos misterios, a un memorial de amor, a mis peores estrellas.
No cabe ni mi sombra entre cada embestida y la pared.
Inútil insistir mientras lleve conmigo mi envoltorio de posesiones transparentes,
este insoluble miedo, aquel fulgor que fue un jardín debajo de la escarcha.
No hay lugar para un alma replegada, para un cuerpo encogido,
ni siquiera comprimiendo sus lazos hasta la más extrema ofuscación,
recortando las nubes al tamaño de algún ínfimo sueño perdido en el desván.
No puedo trasponer esta abertura con lo poco que soy.
Son superfluas las manos y excesivos los pies para esta brecha esquiva.
Siempre sobra un costado como un brazo de mar o el eco que se prolonga porque sí,
cuando no estorba un borde igual que un ornamento sin brillo y sin sentido,
o sobresale, inquieta, la nostalgia de un ala.
No llegaré jamás al otro lado.

miércoles, 10 de junio de 2015

Querido:
               Una nadidad que roza el alma, instala furias en mi
cabeza. Imposible coordinar el pensamiento, manantial que
brota en su insistencia y hace del saber un eco.
               En vano explicaré lo que he oído, me cerrarán las
puertas, dispararán sus misiles. Yo mostraré un profundo de-
sinterés, me abstendré de explicar. Algún amigo cerca, com-
prenderá hacia dónde iba en el camino.
               Frente a tanta maestría, unido el gesto a la palabra,
ningún reproche tocará lo invisible.
              Para ti amor mío, guardo una mariposa blanca caí-
da frente al lirio.
              Alcancemos nuestros caballos y lleguemos al valle,
en el follaje no hay peligros.
             Entonces nosotros dos, fuertes las riendas y sobre
las ancas de un alazán alado, tomaremos el camino del río,
hasta desaparecer. 

LUCIA SERRANO (del libro "Blues para la Corona")


Querido:
Son herramientas sagradas las que demarcan errores.
No llego a comprender porqué te extraño.
Saldados pasos anteriores, la vida es al final un incidente clásico.
Un preso inapresable, vive permanentemente en prisión.
Siempre me ofrecías más de lo que podías.
Insensatez confortable a cuenta de ti mismo.
Lucía Serrano (del libro "Blues para la Corona")
Querida: 
               Se me ha hecho natural esta dolencia de mi ser, ina-
trapable alquimia, intento de morir que nunca llega.
Ave adelantada a toda naturaleza, vuelo libre.
Previsto encierro en el laboratorio buscando nuevas tecnologías, queriendo ser entre los sueños un punto que se mueve, un satélite,
una estrella fugaz que no tendrá caídas.
                A un cuerpo resucitado, no lo enceguecen las luces, ni
las voces, ni el hambre, ni la peste, ni la nada.
                Ella vive excéntrica y así te ama.
                Mañana, la memoria podrá ser el sueño.
Hoy, monstruos salvajes, asfixian con toxinas nuestro aire.

LUCIA SERRANO (del libro "Blues para la Corona"
                                                        

jueves, 4 de junio de 2015

PORQUE HOY ES JUEVES

Que es el Destino? Le preguntó a Nasrudin un erudito.
“Una sucesión de eventos interrelacionados, cada uno influyendo en los demás”, respondió.
"Esa respuesta no me satisface. Yo creo en la causa y el efecto".
"Muy bien", respondió Nasrudin." Observa eso". Y apuntó a una procesión que pasaba por la calle.
"A ese hombre le van a ahorcar, Dime, responde :
¡Lo van a ahorcar porque alguien le dio una moneda de plata que le permitió comprar el cuchillo con el cual cometió el crimen, o porque alguien le vio cometer el crimen, o porque nadie se lo impidió ?"
Feliz Tarde de Jueves y sean nuestras dificultades disipadas por el buen Mushkil Gusha.


miércoles, 3 de junio de 2015

Queridos:
               Espero que las horas que aún no he vivido, inviten a mis ansias por seguir despierta, el tiempo que resta del camino.
               No querer volver a ningún sitio .
               No añorar lo perdido.
Sentir que el tiempo fue mi aliado y lo hecho fue ley de mi destino.
Aprender hasta el último día de mi vida, a no detenerme demasiado en ningún sitio.
A no creer que el tiempo que tengo para andar, no ama los principios y detenido entristece la vida que vivo.
Cambiar rápidamente todo aquello que no sucede, no empecinarme en querer que todo sea de otra manera.
Ser cada vez más sabia, felíz de seguir viva.
Amar el juego de los niños, el crecimiento de las flores que miraron mis ojos todas las primaveras y luego han desaparecido.
Recordar lo ya vivido, sin que sea necesario acordar o desacordar con lo sucedido. Ser felíz o estar triste, que pasen a mi lado y rodearme de todo lo que amo, que no sea necesario saber que es lo mejor, el tiempo de una vida tiene sus pasos y la mía tendrá mis señas personales.
Cambiar todas las veces que sea necesario, no ser siempre igual a mi mismo. Olvidarme de mí y ser del tiempo un aliado feroz de lo que sucede. Hablar siempre que hay otro que conversa y callar si fuese necesario, amar ese silencio.
Transcurrir entre transparencias, ser yo mismo y tener lo que es para mí y dejar partir lo que no tiene el placer de mi mirada.
Reconocer a mis amigos y amarlos y seguir el deseo de mi corazón, aunque parezca atolondrado.
Ser un rebelde incansable frente a lo que el mundo espera de mí, no resignarme, seguir imaginando, lo imposible no está tan lejos y soñar es posible sin que sea un atrevimiento desmedido.
Lo que sucede es siempre mejor que lo esperado, ser capaz de reconocer que el tiempo de mi vida me tiene preparado valores que yo no imaginaba, dejar libre esa emergencia de lo inesperado.
Todo lo que sucede es parte del camino.
No hay vida mejor que la nuestra
                          Todo lo bueno que sea una vez más.

lunes, 1 de junio de 2015

CICLO DE MÚSICA Y POESÍA A CARGO DE LUCÍA SERRANO Y BÁRBARA TARQUINI




Ciclo de música y poesía


Ciclo de entrevistas a músicos y diferentes personalidades, a cargo de Lucía Serrano y Bárbara Tarquini. Una invitación a pensar la relación que vincula música y poesía, donde se podrán disfrutar recitados y canciones.
 
Miércoles 3 de junio - Tango
Invitado: Ricardo Acosta (primera voz en Musical Hear, cantante de tango).
 
Miércoles 1 de julio - Folclore
Invitado: Thono Báez (músico, compositor y poeta, declarado Persona Célebre por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).
 
Miércoles 5 de agosto - Rock nacional
Invitado: Giusepe Poppuolo (saxofonista de Memphis la Blusera).

jueves, 28 de mayo de 2015




AFORISMOS Y DECIRES - (1958 - 2008)
Miguel Oscar Menassa

295 - Soy un grupo, una partícula de luz. Cuando miro, me incluyo en la mirada.

299 - Ahora lo sé: la soledad para un hombre culto no existe, o cuando existe
          es vicio o altura, nunca sufrimiento, nunca espera de nada.

302 - El hombre, en general, creyendo que la locura no es un hecho social,
         se la atribuye al otro. Creyendo que la gloria es un suave encuentro
         con la madre, no puede compartirla.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Conversación de Kafka con Oskar Baum [otoño de 1904]

Cuando uno no tiene necesidad de distraer de los acontecimientos mediante ocurrencias estilísticas, la tentación para hacerlo es más fuerte. (B.K. 96)  Por fin, después de cinco meses de mi vida durante los cuales no he podido escribir nada que me pudiera contentar, y que no me serán restituidos por ningún poder, aunque todos debieran estar obligados a ello, se me ocurre hablarme de nuevo a mí mismo. Hasta ahora todavía había contestado siempre cuando me preguntaba de verdad; en este aspecto siempre se podía sacar algún provecho de ese montón de paja que yo soy desde hace cinco meses, y cuyo destino parece que sea el de ser incendiado en verano para que las llamas lo consuman con mayor rapidez de lo que pestañea el observador. ¡Ojalá me ocurriera esto a mí! Y me habría de ocurrir diez veces, pues ni tan sólo me arrepiento de esa infeliz época. Mi situación no es de infelicidad, pero tampoco de felicidad, no es de indiferencia, ni de debilidad, ni de cansancio, ni otro interés; entonces ¿qué es? El que yo no lo sepa, quizás esté relacionado con mi incapacidad para escribir. Y a ésta creo comprenderla, sin conocer su razón. Resulta que todas las cosas que se me ocurren, no se me ocurren desde la raíz, sino hacia algún lugar de su mitad. Que alguien intente agarrarlas así, intente alguien agarrarse a una hierba que sólo comienza a crecer a medio tallo. Eso sólo lo pueden unos pocos, por ejemplo los acróbatas japoneses que suben por una escalera que no está apoyada en el suelo, sino sobre las suelas levantadas de un hombre medio echado, y que no se apoya en la pared, sino que sube por el aire. Yo no sé hacerlo, aparte de que mi escalera no tiene a su disposición esas suelas.
Claro que eso no lo es todo, y una pregunta así no me hace hablar. Pero cada día debería haber por lo menos una línea dirigida contra mí, tal como ahora todos dirigen los telescopios contra el cometa. Y si alguna vez apareciera yo ante esa frase, atraído por ella, tal como me ocurrió por ejemplo durante las últimas Navidades, cuando logré aguantarme en el último instante y cuando realmente parecía estar en el último peldaño de mi escalera, que sin embargo estaba fija en el suelo y apoyada en la pared. ¡Pero qué suelo, qué pared! Y sin embargo, aquella escalera no cayó, tanto la apretaron mis pies contra el suelo, tanto la alzaron mis pies contra la pared. (T. 11 ss.)

Oleo Sobre Lienzo, Miguel Oscar Menassa

Mirando la nostalgia, año 2000.


Miguel Oscar Menassa: "Ella no podía, pero como era para mí, podía, ¿detrás de que lujuria quiero escapar contigo?

"Huyo también de los claros manantiales donde se refugian los idiotas"

"Soy el que se contesta a sí mismo, una piedra en el camino de cualquier progreso"

Espejismo sin límites esta materia gris que me acoge.
¡Que locura!

LA INTEMPERIE DEL DISCURSO

Querido:
               Creo que fue el culto al idealismo lo que me ha desviado tantas veces. Cuando Ud. no pudo respirar, pedí a los picos de los Himalayas aire de las alturas.
               Francamente, escribo para encontarme con Ud. entre las letras, esa es toda la pasión que nos une y no es poco decir, por eso a veces Ud. me hace enmudecer, para que no se lo diga, para que no lo confunda, para que sea escritura nuestra relación. Un amor entontecido por el saber.
               Me alegro saberlo un sobreviviente. Después pensé en mí, la imagen perfecta de mí ya que se trataba de decirle a Ud. y recordé: Hija adorada por su padre, envidiada por su madre, hermana sabia y cariñosa de un humor sorpendente, jóven novia de todo el universo. Una mujer del mundo sin identidad aceptada, nadie pudo nunca saber quien era.
               Tuve miles de amigos y enemigos, como si hubiese construído un tablero, con la misma cantidad de fichas para unos y para otros.
                Fui una lectora perspicaz, desechaba profundamente al escolasticismo.
                Cuando me fuí de su lado Ud. se quedó sin aire y yo temí al volver, quedarme a solas con su escritura.

(del libro de Lucía Serrano "Blues para la corona") 

domingo, 24 de mayo de 2015

ARTHUR RIMBAUD - DELIRIOS




I


VIRGEN LOCA


EL ESPOSO INFERNAL 
Escuchemos la confesión de un compañero
de infierno:
“Oh divino Esposo, mi Señor, no rehuses
la confesión de la más triste de tus siervas.
Estoy perdida, ebria. Soy impura.
¡Qué vida!
“¡Perdón, divino Señor, perdón! ¡Ah!
¡perdón! ¡Cuántas lágrimas! ¡Y cuántas lágrimas
todavía para después, espero!
“¡Más tarde, conoceré al divino Esposo!
Nací sometida a Él. —¡Ahora puede golpearme
el otro!
“Actualmente, ¡estoy en el fondo del
mundo! ¡Oh mis amigas!... no, no son mis
amigas... Jamás hubo delirios ni torturas
semejantes... ¡Qué tontería!
“¡Ah! sufro, grito. Sufro verdaderamen-
te. Cargada con el desprecio de los más
despreciables corazones, todo me está permitido
sin embargo.
“En fin, hagamos esta confidencia, a
condición de poder repetirla otras veinte
veces, —¡tan opaca, tan insignificante!
“Soy esclava del Esposo infernal, de
aquel que perdió a las vírgenes locas. Es
ciertamente ese demonio. No es un espectro,
no es un fantasma. Pero a mí que perdí
la prudencia, que estoy condenada y muerta
para el mundo, —¡no me matarán!—
¡Cómo os lo describiré! Ya ni siquiera sé
hablar. Estoy de luto, lloro, tengo miedo.
¡Un poco de frescura, Señor, si quieres, si
tú así lo quieres!
“Soy viuda... —Era viuda...— pero
sí, antes era muy seria, ¡y no nací para
convertirme en esqueleto!... El era casi
un niño... Sus misteriosas delicadezas me
sedujeron. Olvidé todo deber humano por
seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está
ausente. No estamos en el mundo. Yo
voy adonde él va, es necesario. Y él se encoleriza
a menudo conmigo, conmigo, la
pobre alma. ¡El Demonio! —Es un Demonio,
ya lo sabéis, no es un hombre.
“El dice: “No amo a las mujeres. Hay
que reinventar el amor, ya se sabe. Ellas
sólo pueden ambicionar una posición segura.
Obtenida, corazón y belleza se dejan
a un lado: sólo queda frío desdén, único
alimento del matrimonio de hoy. O bien encuentro
mujeres con los signos de la felicidad,
a quienes yo hubiera podido trasformar
en buenas camaradas mías, devoradas
desde el comienzo por brutos sensibles
como hogueras...”

“Le escucho convertir la infamia en una
gloria, la crueldad en un encanto. “Soy de
raza lejana: mis padres eran escandinavos:
se atravesaban las costillas, bebían su propia
sangre. —Yo cubriré de incisiones todo
mi cuerpo, me tatuaré, quiero volverme
horrible como un mongol: ya verás, aullaré
por las calles. Quiero enloquecer de rabia.
Nunca me muestres joyas, me arrastraría
y me retorcería sobre la alfombra.
Mi riqueza, la querría toda manchada de
sangre. Jamás trabajaré...” Muchas noches,
su demonio se apoderaba de mí, y
rodábamos juntos, ¡y yo luchaba con él!
—Otras, a menudo, ebrio, acecha en las
calles o en las casas, para asustarme mortalmente.
“Con toda seguridad me cortarán
la cabeza; será “repugnante”. ¡Oh!, ¡esos
días en que desea andar con aire de crimen!
“A veces habla, en una especie de jerga
enternecida, de la muerte que hace arrepentir,
de desdichados que ciertamente
existen, de trabajos penosos, de despedidas
que desgarran los corazones. En los
tugurios donde nos embriagábamos, lloraba
al pensar en la gente que nos rodeaba,
rebaño de la miseria. Levantaba a los
ebrios en las negras calles. Sentía la piedad
de una mala madre por las criaturas. —Se
alejaba con gentileza de niñita que va al
catecismo. —Simulaba conocerlo todo, ce
mercio, arte, medicina. —Yo lo seguía,
¡como corresponde!

“Veía todo el decorado con que se rodeaba
mentalmente: vestimentas, telas,
muebles; yo le prestaba armas, otro rostro.
Veía cuanto le concernía, como él hubiera
querido crearlo para sí mismo. Cuando su
espíritu parecíame inerte, lo seguía, lejos,
en acciones extrañas y complicadas, buenas
o malas: estaba segura de no penetrar jamás
en su mundo. Junto a su querido cuerpo
dormido, cuántas horas nocturnas he
velado, preguntándome por qué ansiaría
tanto evadirse de la realidad. Jamás ningún
hombre hizo semejante voto. Reconocía
—sin temer por él— que podría representar
un serio peligro para la sociedad.
¿Tendrá acaso secretos para cambiar la
vida.? “No, sólo los busca”, me respondía.
En fin, su caridad está hechizada, y yo soy
su prisionera. Ninguna otra alma tendría
fuerza suficiente —¡fuerza de desesperación!—
para soportarla, para ser protegída
y amada por él. Por lo demás, no lo
imaginaba con otra alma: uno ve a su propio
Ángel, nunca al Ángel de otro, creo.
Yo residía en su alma como en un palacio
que se ha desocupado para no recibir a
una persona tan innoble como vosotros:
eso es todo. ¡Qué vamos a hacerle! Yo
dependía de él enteramente. Pero ¿qué
pretendía con mi opaca y pusilánime existencia?
¡El no conseguía que fuese mejor,
sino haciéndome morir! “Te comprendo.”
Él se encogía de hombros.
 “Así, mi pena se renovaba sin cesar, y
encontrándome cada vez más perdida ante
mis propios ojos —¡como también ante los
de aquellos que hubieran querido fijarse en
mí, si no hubiese estado condenada para
siempre al olvido de todos!— sentía más y
más hambre de su bondad. Con sus besos
y sus cariñosos abrazos aquello era un verdadero
cielo, un sombrío cielo en el que yo
penetraba, y en el cual hubiese querido
que me dejaran, pobre, sorda, muda, ciega.
Ya me iba habituando a ello. Yo nos
veía como dos buenos niños que pueden
pasearse libremente en el Paraíso de la tristeza.
Nos compenetrábamos. Llenos de
emoción, trabajábamos juntos. Pero, despues
de una penetrante caricia, él me decía:
“Qué extraño te parecerá todo lo que
has pasado, cuando ya no esté. Cuando ya
no tengas mi brazo bajo tu cuello, mi corazón
para que reposes, ni esta boca sobre
tus ojos. Porque tendré que irme, muy
lejos, algún día. Pues tengo que ayudar a
otros: es mi deber. Aunque sea tan poco
apetecible... alma querida...” En seguida
yo me presentía, ya lejos de él, presa
de un vértigo que me precipitaba en las
más horribles de las sombras: la muerte.
Le hacía jurar que no me abandonaría.
Veinte veces, hizo esta promesa de amante.
Era tan frívolo como yo cuando le
decía: “Te comprendo”.
 “¡Ah! Jamás me inspiró celos. Creo
que no me abandonará. ¿Qué sucedería?
Carece de relaciones; no trabajará jamás.
Quiere vivir sonámbulo. ¿Bastarían su
bondad y su caridad para darle derecho al
mundo real? Hay instante en que olvido
la miseria en que he caído: él me hará fuerte,
viajaremos, casaremos en los desiertos,
dormiremos sobre el pavimento de ciudades
desconocidas, sin cuidados, sin penas.
O despertaré, y las leyes y las costumbres
habrán cambiado —gracias a su poder mágico—,
el mundo, aunque siga siendo el
mismo, me permitirá entregarme a mis deseos,
a mis alegrías, a mis indolencias. ¡Oh!
la vida de aventuras que existe en los libros
de los niños ¿me la darás como recompensa
por todo lo que he sufrido? No puede.
Ignoro su ideal. Me ha dicho que tiene
penas, esperanzas: no debo inmiscuirme en
eso. ¿El habla con Dios? Tal vez yo debiera
dirigirme a Dios. Estoy en lo más hondo
del abismo, y ya no sé rezar.
“Si me explicase sus tristezas, ¿las comprendería
mejor que sus sarcasmos? Me
ataca, pasa horas enteras avergonzándome
por todo lo que pudo conmoverme en el
mundo, y se indigna si lloro.
“—Ves a ese elegante joven, penetrando
en la hermosa y calma mansión: se llama
Duval, Dufour, Armando, Mauricio, ¿qué
sé yo? Una mujer se ha consagrado a querer
a ese maligno idiota: está muerta, con
seguridad ahora es una santa en el cielo.
Tú me matarás como él mató a esa mujer.
Es nuestro destino, el destino de los corazones
caritativos...” ¡Ay! algunos días
se le antojaba que todos los hombres laboriosos
eran juguetes de delirios grotescos;
se reía largo rato, espantosamente. Luego
recobraba sus modales de joven madre, de
hermana querida. ¡Si fuera menos salvaje,
estaríamos salvados! Pero su dulzura tam-
bien es mortal. Yo estoy sometida a él.
¡Ah! ¡Si seré loca!
“Quizás algún día él desaparezca maravillosamente;
¡pero necesito saber si subirá
a un cielo, y presenciar, aunque sea en parte,
la asunción de mi amiguito!”
¡Vaya una pareja!


II

ALQUIMIA DEL VERBO

¡A mí! La historia de una de mis locuras.
Desde tiempo atrás me vanagloriaba de
poseer todos los paisajes imaginables, y me
parecían irrisorias todas las celebridades de
la pintura y la poesía modernas.
Gustaba de las pinturas idiotas, ornamentos
de puertas, decorados, telas de saltimbanquis,
enseñas, iluminadas estampas
populares; la literatura pasada de moda,
latín de iglesia, libros eróticos sin ortografía,
novelas de nuestras abuelas, cuentos de
hadas, pequeños libros de infancia, viejas
óperas, estribillos bobos, ritmos ingenuos.

Soñaba cruzadas, viajes de descubrímiento
 
sobre los que no existen relaciones,
repúblicas sin historia, guerras de religión
sofocadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos
de razas y de continentes:
creía en todos los encantamientos.

¡Inventaba el color de las vocales! —A
 
negra, E blanca, I roja, O azul, U verde—.
Regía la forma, el movimiento de cada consonante,
y, con ritmos instintivos, me jactaba
de inventar un verbo poético, accesible,
un día u otro, a todos los sentidos.
Reservaba la traducción.
Al comiendo fue un estudio. Escribía
silencios, noches, anotaba lo inexpresable.
Fijaba vértigos:
Lejos ya de rebaños, de pájaros, de
aldeanos,
¿qué era lo que bebía
entre aquella maleza, de rodillas,
en ese tierno bosque de avellanos
y ese brumoso y tibio mediodía?
¿Qué era lo que bebía
en ese joven Oise,
—¡olmos sin voz, oscurecido cielo, césped
sin una flor!—
en esas amarillas calabazas,
lejos ya de mi choza, tan amada?
Un licor de oro insípido que nos baña en
sudor.
Hacía yo de enseña dudosa de hostería.
—Una tormenta vino a perseguir los cielos.
En la virgen arena
el agua de los bosques se perdía,
y el vendaval de Dios
su granito arrojaba a la marea,
en el atardecer.
Oro veía, llorando —y no pude beber.
Hasta la aurora, en verano,
el sueño de amor perdura.
Bajo el follaje se esfuma
la noche que festejamos.
Allí, en sus vastos talleres
—y ya en mangas de camisalos
Carpinteros trajinan
bajo el sol de las Hespérides.

En espumosos Desiertos
 
tranquilos arman los techos,
donde, luego, ha de pintar
falsos cielos, la ciudad.
¡Oh, por esos Artesanos
de algún rey de Babilonia
deja, Venus, los Amantes
de alma en forma de corona!
¡Oh Reina de los Rebaños,
obsequiales aguardiente!
¡Que en paz; su fuerza se encuentre,
mientras esperan el baño
en el mar más meridiano!
Las antiguallas poéticas formaban gran
parte de mi alquimia del verbo.
Me habitué a la alucinación simple:
veía con toda nitidez una mezquita en
lugar de una fábrica, una escuela de tambores
erigida por ángeles, calesas por las
rutas del cielo, un salón en el fondo de un
lago; los monstruos, los misterios; un título
de sainete proyectaba espantos ante mí.

¡Después explicaba mis sofismas mági-
 
cos por medio de la alucinación de las
palabras!
Terminé por encontrar sagrado el desorden
de mi espíritu. Permanecía ocioso,
presa de pesada fiebre: envidiaba la felicidad
de las bestias —las orugas, que representan
la inocencia de los limbos, los
topos ¡el sueño de la virginidad!
Mi carácter se agriaba. Me despedía
del mundo en una especie de romanzas:



CANCIÓN DE LA MÁS ALTA TORRE
 

¡Que venga! ¡Que venga!
 
el tiempo que nos prenda.
Tuve tanta paciencia
que por siempre olvidé.
Sufrimientos, temores
a los cielos se elevan.
Y la malsana sed
oscurece mis venas.
¡Que venga! ¡Que venga!
el tiempo que nos prenda.
Tal como una pradera
entregada al olvido,
se expande, florecida
de inciensos y cardones,
al huraño zumbido
de sucios moscardones.
¡Que venga! ¡Que venga!
el tiempo que nos prenda.

Amaba el desierto, los vergeles quemados,
 
las pequeñas tiendas marchitas, las
bebidas tibias. Me arrastraba por calles
hediondas y, con los ojos cerrados, me ofrecía
al sol, dios de fuego.
“General, si queda un viejo cañón sobre
tus ruinosas murallas, bombardéanos con
bloques de tierra seca. ¡A los cristales de los
espléndidos almacenes! ¡a los salones! Que
la ciudad trague su polvo. Oxida las gárgolas...
Colma los tocadores con polvos
de rubí ardiente...”
¡Oh! ¡el ebrio moscardón en el mingitorio
de la posada, enamorado del sedimento,
y al que un rayo disuelve!


HAMBRE
 

Si es que algún gusto me queda
 
es por la tierra y las piedras.
Me desayuno con viento,
peñascos, carbones, hierro.
¡Den vueltas, mis hambres!
Las hambres, ¡que pasten
en prado de sones!
¡Que atraigan la suave,
la alegre ponzoña
de las amapolas!
Coman riscos que alguien quiebra,
antiguas piedras de iglesia
o de diluvios de antaño;
panes de los valles pálidos.

Aullaba bajo la fronda
 
el lobo escupiendo plumas
de un volátil desayuno:
como él ¡ay! yo me consumo.
Las frutas, las ensaladas,
sólo esperan la cosecha;
pero en el soto la araña
no ingiere más que violetas.
¡Que yo duerma, que yo hierva!
en aras de Salomón.
Corre el caldo por la herrumbre
para mezclarse al Cedrón.
En fin, ¡oh dicha! ¡oh razón!, aparté del
cielo el azul, que es negro, y viví, chispa
de oro, de la luz naturaleza. De alegría,
adoptaba la más bufonesca y extraviada
expresión posible:
¡Se la volvió a encontrar!
¿Qué? la eternidad.
Es el sol mezclado
al mar.
Cumple tu voto alma eterna
pese a los fuegos del día
y de la noche desierta.
Así pues tú te desprendes
de los sufragios humanos
y entusiasmos cotidianos
para alzar vuelo... según.
—Ya se alejó la esperanza,
nunca ya más orietur.
Tan sólo ciencia y paciencia.
El suplicio es sin albur.
Ha sucumbido el mañana.
Brasas ardientes de raso,
es el deber vuestras llamas.
Se la volvió a encontrar.
—¿Qué?— la eternidad.
Es el sol mezclado
al mar.
Me trasformé en una ópera fabulosa:
vi que todos los seres tienen una fatalidad
de dicha: la acción no es la vida, sino una
forma de malgastar una fuerza, un enervamiento.
La moral es la debilidad del cerebro.
Me pareció que, a cada ser, se le debían
muchas otras vidas. Ese señor ignora lo
que hace: es un ángel. Esta familia es una
carnada de perros. Ante muchos hombres,
conversé en voz; alta con un momento de
una de sus otras vidas. —Así, amé a un
cerdo.
Ninguno de los sofismas de la locura
—de la locura que se recluye—, fue olvidado
por mí: podría repetirlos todos, poseo
el sistema.
Mi salud peligró. El terror llegaba. Caía
dormido durante días enteros, y, despierto,
continuaba los sueños más tristes. Me encontraba
maduro para la muerte, y por una
ruta de peligros mi debilidad me conducía
a los confines del mundo y de la Cimeria,
patria de la sombra y de los torbellinos.
Debí viajar, disipar los encantamientos
acumulados en mi cerebro. Sobre el mar,
al que amaba como si él debiera lavarme de
un estigma, veía elevarse la cruz; consoladora.
Yo había sido condenado por el arco
iris. La Dicha era mi fatalidad, mi remordimiento,
mi gusano: mi vida sería siempre
demasiado inmensa para ser consagrada a la
fuerza y a la belleza.
¡La Dicha! Su diente, dulce para la
muerte, me advertía al cantar el gallo —ad
matutinum, al Christus venit—, en las más
sombrías ciudades:
¡Oh estaciones! ¡Oh castillos!
¿qué alma carece de vicios?
El mágico estudio yo hice
de la dicha ineludible.
¡Salud! a ella, cada ves
que canta el gallo francés.
¡Ah! no tendré más codicia.
Se ha encargado de mi vida.
Su encanto invade alma y cuerpo
y dispersa todo esfuerzo.
¡Oh estaciones! ¡Oh castillos!
El instante, ¡ay! de su fuga
será el mismo de la tumba.
¡Oh estaciones! ¡Oh castillos!
Eso ha terminado. Hoy sé saludar a la
belleza.

                                         ARTHUR RIMBAUD (FRANCIA, 1854-1891)
                                           Traducción de Oliverio Girondo y Enrique Molina