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miércoles, 8 de julio de 2015

Querido Amigo:
                           Detesto que el amor esté unido al sufrimiento. Se que me costará indecibles penalidades salvar al ángel caído de mis tinieblas y creo que ya no tengo fuerzas para ello.
                           En la realidad exterior no pude encontrar nada a lo que pudiese unirme para siempre. Las dificultades iban maltratando a un espíritu combativo como el mío.
                           Me entristece pensar que siendo una mujer brillante por demás, un ser de luz a quien le fueron transmitidos enigmas del universo, desconocidos misterios, posea un NO para el amor en esta tierra y eso es terrible para pensar en mis días. No puedo ir a nuestro encuentro, tengo millones de obligaciones, estoy muy cansada y mi insatisfacción es máxima.
                           Del amor que a mi me sacia, se poco, o casi nada, lo que se perfectamente, es del que sacia a los demás. Mi soledad va tomando rumbos que me asustan. Decía Alejandra Pizarnik: "yo ya no existo lo se, lo que no se, es que existe en lugar mío"
                           Extraño tu alegría comprendiendo la furia del poeta frente a cualquier interrupción. Un preso inapresable vive siempre en prisión. La vida entera es poca para mis sueños. 
                           Encore continúa su viaje y está destinado a la transmisión del Psicoanálisis y la Poesía. 
Anestesiada, el mundo pasa, pero yo lamento los desencuentros. 
                           Acabo de comprar una hermosa casa en la isla, es una selva perfecta, en la esquina de dos ríos importantes, con 2500 metros de parque, palmeras, frutos, flores. Es un paraíso, incluso hay en la isla un bar tan extraño, que no se puede creer la suerte que yo tengo, pero a mí nada me satisface demasiado.
                          Nosotros teníamos un plan que fue desarmándose de a poco, lamento nuestra distancia, me gustan tus cuidados y la alegría que convocas a mi alma.
                          No estar con él, algo me entristece, pero estar siempre es un peligro incalculable, yo siento su amor cuando su cuerpo y el mío se hacen uno entre los besos. El me grita "quédate conmigo", "no te la podes bancar" me dice y es obvio, su locura es tan grande, que no tengo el tiempo para asistirlo.
                         Por las noches escribo y no deseo dormirme.
Junto al río se tranquiliza mi sed y nada espero, todo es horizonte.
Pensé en comprarme una lancha que me ofrecieron por U$S 3500, iría del continente a la isla, me sentaría a mirar la naturaleza porque en ella encuentro las verdades más excelsas y sería felíz. 
Mi cuerpo desea placeres solitarios.
                         El y yo nos parecemos. Admiro su vida encadenada por el sinsentido de las circunstancias que ha vivido. Cuando paso con él algunos días, su alegría es máxima, me atiende como a una reina, vicios y placeres que me sacian. No se adonde voy cuando me voy de su lado, pero siempre quiero irme
                        Tengo en imprenta un nuevo libro.
                         Lo único que verdaderamente alegra mi alma, es escribir, allí entre palabras, el poeta encuentra sus orígenes. 
No pertenezco a este mundo. Tengo costumbres intergalácticas para los humanos. El ángel que me habita me esconde del maltrato. 
                         Querido Amigo, recuerdo tus exquisitos cuidados, tu comprensión frente a mi furia, tu aceptación a todas mis ideas, la magia que vive en tu ser es maravillosamente bella para mis sueños
Extraño nuestras conversaciones, el entusiasmo nos acercaba hasta las primeras luces del día sin cansancio.
                         Lúcida felicidad la nuestra.
                         Por las noches adoro estar despierta entre tanto silencio, invento puentes aéreos, alturas que vivían en mi sangre y no puedo resignarme a tantas lejanías.
                         El tiempo entero se transforma en neblina, brillo opaco del encierro. Hoy, sólo quedabas tú en mi corazón, tú, siempre lejano, siempre ausente. Un inevitable siempre.
                         Me pierde el tiempo del reloj.
                         Tal vez te acuerdes de aquel amigo millonario, coleccionista de autos antiguos que vivía en Olivos, como los dos cumplimos años el mismo día, me propuso hacer una gran fiesta en un boliche frente al río. Un importante cocinero hará un locro, vendrán músicos, bailarinas, equilibristas, poetas, algún pintor que hará una performance, estoy sorprendida, un tanto desconcertada por haber aceptado, pero todos están armando el encuentro para mí, imposible decir que no.
                        Ah, una buena, ya no soy más prófugo de la justicia terrenal, se arreglaron los papeles. 
                        Tristezas alcanzadas por lo impuro que tiene la cercanía a la pureza, me hicieron sensible, loco peligroso, poeta que no encontró su alimento en esta tierra. De no haberme declarado rebelde, mis tiernas intenciones hubiesen fracasado. 
                      Deseé poseer entre mis horas, un amor perfecto como el que conocía. Nostalgias de una visión sin límites inspirada en los desiertos. 
                      Fui un alquimista.  
                                            Hasta la próxima.   

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